Esta es una fecha marcada por los actos que denuncian la violencia que
se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclama políticas para
su eliminación. El origen de esta fecha está en las hermanas Mirabal.
La convocatoria se celebra desde
1981, cuando en Latinoamérica acogieron por primera vez esta campaña en
protesta por la muerte años atrás de tres hermanas dominicanas.
Posteriormente, en 1999 este día fue el escogido por la ONU para hacer un llamamiento a todas los entes gubernamentales del mundo en la lucha contra esta lacra.
En nuestro país también se conmemora esta fecha y este año hemos querido reflejar en este blog unas reflexiones de la escritora y columnista Almudena Grandes realizadas en una emisora de radio que nos pueden hacer pensar.
Reflexiones
sobre la víctima de La Manada
"La violación es un delito. Violar a una prostituta, a una mujer promiscua, a una noctámbula, a una alcohólica, a una drogadicta, a una mendiga, no es ni más ni menos grave que violar a una virgen adolescente de misa diaria o a la propia esposa dentro del matrimonio, porque todas las violaciones son uno y el mismo delito. La condición moral de la víctima, sus costumbres, su conducta, son factores tan irrelevantes aquí como en cualquier otro crimen. Se podría pensar que admitir como prueba el informe de un detective sobre la vida cotidiana de la víctima de una violación sería parecido a aceptar, en un caso de asesinato, un testimonio que probara que el muerto era un malvado que merecía morir, para que la defensa solicite que se considere como atenuante. Podría parecer lo mismo, pero no lo es. Porque lo que pretende culpabilizar a la víctima de La Manada, sembrar dudas sobre su condición moral, es que se atreviera a salir a la calle, a tomar copas con sus amigas, después de haber sido violada, en lugar de quedarse en su casa con todas las persianas bajadas y la cabeza cubierta de ceniza. Eso es lo que el tribunal ha valorado, y al hacerlo, no sólo ha asumido que la calle, la noche, la diversión, son un territorio masculino. También está transmitiendo a la sociedad que, para ser creída, respetada, una mujer violada debe seguir sufriendo después de haber sufrido, renunciar de por vida al placer y a la alegría para que se tome en consideración su sufrimiento. Así, una presunta decisión técnica se convierte en un acto de violencia sobre las mujeres. Uno más."
Para llegar a esta conclusión, la escritora parte de una realidad
incuestionable: "La violación es un delito", con
independencia de "la condición moral de la víctima, sus
costumbres, su conducta, son factores tan irrelevantes aquí como en
cualquier otro crimen. Lo que se pretende es culpabilizar a
la víctima de La Manada, sembrar dudas sobre su condición
moral, que se atreviera a salir a la calle, a tomar copas con sus
amigas, después de haber sido violada, en lugar de quedarse en su
casa con todas las persianas bajadas y la cabeza cubierta de ceniza".
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